El 5 de Octubre del 2011, primer día de la
clase de Espacio, arte y acción, los alumnos se reúnen a la entrada de la
clase. Allí les está Fernando, antiguo alumno que les recibe y les guía al
interior del aula.
En el espacio se encuentran dos mesas negras y
dos personas: Nieves (estudiante) y Raúl (profesor). Fernando coloca una fila
de personas sentadas entre las dos mesas y al resto, alrededor de la sala. Una
vez colocados, Nieves y Raúl, que tiene dos raquetas de tenis, pelotas y unas tizas,
comienzan a escribir, cada uno en su respectiva mesa un concepto, referido a su
contrincante. Seguidamente empiezan a jugar al tenis de mesa, utilizando la
línea de cabezas de las personas sentadas a modo de red. Cada vez que golpean
la pelota corean la palabra escrita hasta que uno de ellos falla. El que gana,
comienza a escribir nuevamente otro concepto, esperando la respuesta de su
oponente y repitiendo la dinámica.
Se establece un diálogo o confrontación de
conceptos, que descalifican, atacan o menosprecian a su oponente. Se intercalan
los conceptos: pasiva- prepotente, torpe-tirano, floja-incompetente,
megalómano- ignorante, intransigente-vaga, ogro-informal, lenta-infantil, etc…
Nieves invita a seguir la acción y Guillermo, otro estudiante, coge el relevo.
Continua la dinámica del juego entre Guillermo y Raúl, hasta que Nieves entra
el campo, relevando a Raúl: el juego ahora está entre dos estudiantes Guillermo
y Nieves. Guillermo pide el relevo y María juega contra Nieves. Después de un
peloteo, Raúl releva a María y se enfrenta de nuevo a Nieves, pero en los
campos contrarios a los que empezaron. Los conceptos ahora se intercambian y se
confunden.
Después de un breve peloteo, Raúl y Nieves
abandonan. Primero el juego y después la sala, dejando en su lugar a los
estudiantes. Se suceden los intercambios de roles, elementos lúdicos, robos de
pelota y el tráfico de palabras, hasta que una persona del público decide robar
las dos pelotas y borrar los conceptos de las mesas pizarra.
Una vez pasados 10 minutos Nieves y Raúl se
incorporan al espacio, para realizar un análisis conjunto de la acción. Se
piden posibles interpretaciones y después se ofrece la interpretación personal
que motivo la presentación con el tenis de mesas.
La performance intenta analizar y
contextualizar la dificultad de la comunicación en el contexto específico de la
educación. Los dos personajes enfrentados (profesor-estudiante) lanzan palabras
fruto de su incapacidad de generar empatía y concordia con el otro. La
comunicación y el juego se convierte en rivalidad y confrontación, sin embargo
los conceptos que se propinan son similares e incluso se repiten por ambas
partes. A pesar de las dificultades dadas por la incomprensión y los
prejuicios, llama la atención el empeño de la pareja en seguir el juego
intentando encontrar un entendimiento.
La acción buscaba un cambio físico de campo
para demostrar el sinsentido de los roles desempeñados. Al mismo tiempo
cuestiona los papeles típicos atribuidos al estudiante y al profesor, para
profundizar en un tipo de relación diferente, fluida y orgánica en el ámbito
educativo, social, personal, político…
Esta profundidad conceptual abisal empieza a marearme... Recuerdo con cariño aquellos tiempos, más sencillos, en los que el feedback era emocional y un objeto pendular entre el efectismo y el hermetismo.
ResponderEliminarY nos sigues debiendo una invitación a cerveza.
ResponderEliminarJoe, desde este lado del charco dos elementos echamos de menos aquello (pero no todo) un abrazo. Muy lúdico
ResponderEliminarMuy interesante, además habéis movido el cuerpo, ese olvidado, qué bien
ResponderEliminarMuchas gracias por vuestros cometarios!
ResponderEliminarChema, no es tan conceptual...
A los del otro lado del charco, se les echa de menos
Pilar, espero verte muy pronto en Aranjuez..
...Y para aflorar (descargándo) el subconsciente...
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